Tuesday, January 27, 2015

Limitantes Naturales

Hasta ayer, en mi casa sólo había una planta: una maceta de violetas puesta en la ventana de la cocina. La bendita planta florea constantemente, un revuelo de morado que alegra la vista de cualquiera que entra al lugar. Yo procuro ni siquiera verla demasiado. Tengo tan mala "mano" para las cosas verdes, que se me muere hasta la mala hierba. Alguna vez intenté darle una compañera. La violeta nueva murió y la que quedó se resintió tanto, que dejó de dar flores durante tres meses. Delicada la infeliz.
Simplemente, la horticultura, orquideología (no se dice así, pero así se entiende), plantación de hortalizas, sembrado de rosas, cuidado de macetas, ni regado de cactus son mis fuertes. Tampoco pararme de manos, montar en bicicleta, distinguir fácilmente entre izquierda y derecha, atrapar una pelota, bailar con ritmo, la geografía y el recordarme del nombre de las personas (aunque me las hayan presentado mil veces), entre muchas otras. Tengo, como todo el mundo, límites naturales impuestos por mi estructura corporal (jamás hubiera podido ser gimnasta olímpica, ni baletista), mi (falta de) destreza física, la poca atención mental que ocupo para ciertas cosas y mi carencia de empatía.
En general, las personas que más se esfuerzan en desarrollar una destreza, la que sea, que no tienen en abundancia natural, son las que terminan dominando de mejor forma el tema que les interesa, aún más que alguien para quien se le hace fácil y no le pone atención. Por eso se nos dice a los nuevos padres que no se deben felicitar cualidades innatas de los niños como ser "inteligentes". Se les recalca lo orgullosos que podemos estar de su esfuerzo. Porque los humanos poco podemos cambiar de las cosas con las que nacemos. Pero definitivamente tenemos dominio de qué hacemos con ellas.
Nuestras limitantes son las fronteras que podemos traspasar para encontrar nuevos mundos, mejores experiencias, más autoconfianza. Después de más de 35 años, aprendí a hacer una rueda, lo que me dio más satisfacción que cualquier otra cosa que, tal vez haya podido desempeñar mejor, pero que no me costó el mismo esfuerzo.
Por eso, ayer, adquirí un precioso tulipán en maceta. Hay que regarlo una vez a la semana, secar los bulbos cuando deje de florecer, meterlos tres meses a la refri y replantarlos dentro de un año. Por el momento, ya pasó 24 horas vivo bajo mi cuidado.

3 comments:

  1. De ti solo las virtudes he visto, pero ¡hey! tenemos otro factor común con eso de que no se nos de eso de cultivar plantas. Quizás nunca hemos visto la necesidad de dedicarnos a ello. Esta es otra faceta que me permite conocerte un poquito más. Abrazos!

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  2. Gracias Bea! La escritura siempre es un buen desahogo!

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  3. Desahogo? Por la calidad lo veo más como un oficio, en tu caso! :D

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